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Ray Bradbury, el autor, en 1975 |
Crónicas marcianas
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Subgénero
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Título
original
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The
Martian Chronicles
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Doubleday
& Company
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Ubicación
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Francisco
Abelenda
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Ed.
Minotauro
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Ubicación
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Páginas
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226
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En la biblioteca del centro
divulgamos estos días la literatura de ciencia-ficción. Este es el motivo por el que me animé a tomar en préstamo una de las obras disponibles, “Crónicas
marcianas”, de Ray Bradbury.
Como se suele decir, hace tiempo que “le tenía ganas”, pero no ha sido
hasta ahora, cuando he tenido la obra a mano, cuando la he podido leer. A veces es así de simple: se puede ser un gran lector, o sólo “un lector de ocasión”, que agarra lo
que le coge más a mano. En ambos
casos se puede llegar a disfrutar leyendo un buen libro. Y ese ha sido el caso, para mí, del que
comento.
He de decir que, al principio, me
sorprendió, me decepcionó más bien…:
esperaba una obra documentada y sesuda sobre una futura colonización a
Marte… y me encontré casi una caricatura de lo que podría ser. Si no dejé el libro en las primeras
páginas, fue por otra costumbre que tenemos algunos lectores: acabar lo que empezamos, por muy árido
que nos resulte. Es lo que, sin
muchos alardes de imaginación, llamaremos “un
lector cabezota” (porque un lector empedernido es otra cosa).
Y menos mal: el lenguaje cautivador que Bradbury se va
desplegando desde el principio, en un “crescendo”
de sensaciones, y te va sumergiendo en su particular mundo marciano. Ese lenguaje es el que te envuelve,
como una de esas famosas neblinas que abundan en el libro, todas ellas originales,
sugerentes, imprevisibles…
Ayuda mucho en la lectura del
libro su estructura: una serie de
“estampas” marcianas, ante las que uno espera encontrar, de un momento a otro,
la conexión; intentando recordar
los nombres de los personajes, para recordarlos luego, cuando vuelvan a
aparecer… Pero esta circunstancia
–para tu tranquilidad, querido lector que te animas a leerla por ti mismo-
apenas ocurre. Es un libro escrito
para disfrutar cada escena, a veces sobrecogido –como ante los mejores relatos de Allan Poe-, otras viéndote sorprendido por
una sonrisa tonta en la cara.
El libro me ha dejado sumido en un
cierto estado de “sobrecogimiento amable”, una especie de “inquieta paz” ante
el contraste brutal entre las soledades y delicadezas de Marte y la confusión
humana, “terrestre” más bien... Como
muestra, un botón: un pasaje magistral, enternecedor y
estremecedor a la vez, donde uno de los misteriosos habitantes del planeta
pagará las consecuencias de sus desvelos porque alcancemos nuestros más anhelados
sueños… Menos mal que, al final –y no cuento el final, claro-, queda un cierto
sabor a esperanza.
Por cierto: la presente obra de Bradbury es un
alegato fortísimo por el ecologismo,
a la vez que una descripción descarnada de los excesos de nuestro tiempo. Con un lenguaje digno de gran literatura. No, no, que no:
no es una novela de marcianitos, es un gran libro, merece un gran
respeto. A mi modesto entender,
claro.
Para terminar, una advertencia
amigos: cuidado con los marcianos… están más cerca de lo que crees... Que lo disfrutes.
(Juan A. - profesor)