miércoles, 23 de mayo de 2012

Biografiando...

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Nuestra última campaña del curso es sobre biografías.  En la biblioteca disponemos de las de algunos personajes, unos más conocidos que otros.  Son las siguientes:

Gandhi
Martín Lutero
Alejandro VI, papa
Henry Ford
Ausiàs March
Gabriel Miró
Joan Baptista Basset
Albert Einstein
San Vicente Ferrer
Agatha Christie
Miguel de Cervantes
Pitágoras
Germana de Foix
Gerardo Diego
Torrente Ballester
Charlie Chaplin...
...y por supuesto, Leonardo da Vinci.

La lista es corta, y se echa de menos que haya más sobre mujeres.   En una pequeña estadística podemos decir que los personajes en cuestión han destacado:
- en religión, 3 (Lutero, Alejandro VI y San Vicente Ferrer)
- en política, 4 (Gandhi, Alejandro VI, Joan Baptista Basset, Germana de Foix)
- en literatura, 6 (Ausiàs March, Gabriel Miró, Agathe Christie, Miguel de Cervantes, Gerardo Diego, Torrente Ballester)
- en tecnología,2 (Henry Ford, Leonardo da Vinci)
- en ciencia, 2 (Pitágoras, Albert Einstein)
- en cine, 1 (Charlie Chaplin)
- en arte, 1 (Leonardo da Vinci)
No es tan mala representación...

Normalmente las biografías no son "neutrales", y retratan al biografiado según la simpatía o antipatía que le inspira aquel que la escribe...  En todo caso, y con esa reserva, acercarse a la vida de estos hombres y mujeres, más o menos universales, es siempre una riqueza, y a veces toda una guía para imitar su camino en la vida.  ¡Que sea para bien!





martes, 8 de mayo de 2012

“CRÓNICAS MARCIANAS”, DE RAY BRADBURY

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Ray Bradbury, el autor, en 1975






Crónicas marcianas
Subgénero
Edición original en inglés (1945)
Título original
The Martian Chronicles
Doubleday & Company
Ubicación
Edición traducida al español (1950)
Francisco Abelenda
Ed. Minotauro
Ubicación

Páginas
226


















En la biblioteca del centro divulgamos estos días la literatura de ciencia-ficción.  Este es el motivo por el que me animé a tomar en préstamo una de las obras disponibles, “Crónicas marcianas”, de Ray Bradbury.  Como se suele decir, hace tiempo que “le tenía ganas”, pero no ha sido hasta ahora, cuando he tenido la obra a mano, cuando la he podido leer.  A veces es así de simple:  se puede ser un gran lector, o sólo “un lector de ocasión”, que agarra lo que le coge más a mano.  En ambos casos se puede llegar a disfrutar leyendo un buen libro.  Y ese ha sido el caso, para mí, del que comento.

He de decir que, al principio, me sorprendió, me decepcionó más bien…:  esperaba una obra documentada y sesuda sobre una futura colonización a Marte…  y me encontré casi una caricatura de lo que podría ser.  Si no dejé el libro en las primeras páginas, fue por otra costumbre que tenemos algunos lectores:  acabar lo que empezamos, por muy árido que nos resulte.  Es lo que, sin muchos alardes de imaginación, llamaremos “un lector cabezota” (porque un lector empedernido es otra cosa).

Y menos mal:  el lenguaje cautivador que Bradbury se va desplegando desde el principio, en un “crescendo” de sensaciones, y te va sumergiendo en su particular mundo marciano.  Ese lenguaje es el que te envuelve, como una de esas famosas neblinas que abundan en el libro, todas ellas originales, sugerentes, imprevisibles…

Ayuda mucho en la lectura del libro su estructura:  una serie de “estampas” marcianas, ante las que uno espera encontrar, de un momento a otro, la conexión;  intentando recordar los nombres de los personajes, para recordarlos luego, cuando vuelvan a aparecer…  Pero esta circunstancia –para tu tranquilidad, querido lector que te animas a leerla por ti mismo- apenas ocurre.  Es un libro escrito para disfrutar cada escena, a veces sobrecogido –como ante los mejores relatos de Allan Poe-, otras viéndote sorprendido por una sonrisa tonta en la cara.

El libro me ha dejado sumido en un cierto estado de “sobrecogimiento amable”, una especie de “inquieta paz” ante el contraste brutal entre las soledades y delicadezas de Marte y la confusión humana, “terrestre” más bien...  Como muestra, un botón:  un pasaje magistral, enternecedor y estremecedor a la vez, donde uno de los misteriosos habitantes del planeta pagará las consecuencias de sus desvelos porque alcancemos nuestros más anhelados sueños… Menos mal que, al final –y no cuento el final, claro-, queda un cierto sabor a esperanza.

Por cierto:  la presente obra de Bradbury es un alegato fortísimo por el ecologismo, a la vez que una descripción descarnada de los excesos de nuestro tiempo.  Con un lenguaje digno de gran literatura.  No, no, que no:  no es una novela de marcianitos, es un gran libro, merece un gran respeto.  A mi modesto entender, claro.

Para terminar, una advertencia amigos:  cuidado con los marcianos… están más cerca de lo que crees...  Que lo disfrutes.

(Juan A. - profesor)